RITMOS PERSONALES

Viernes, 19 de Junio de 2020

Diría que uno de los días más fructíferos y reconfortantes de mi vida fue aquel en que me rendí y renuncié a mi necesidad de convencer a nadie de nada. Reconozco que no hace tanto de eso. Antes había sido una tirana dialéctica que no dejaba escapar al interlocutor que objetase mi opinión sin buenos argumentos. Que por qué, que dame razones, que lo que digo yo es así, que tu opinión no tiene fundamento, que te iría mejor cambiando de idea, en fin… una tocapelotas insoportable, lo lamento por mis víctimas.

 

En realidad, mi conversión empezó un día y culminó otro. El primero fue cuando entendí lo de los procesos y ritmos personales. Resulta que cada persona va a una velocidad distinta para incorporar determinadas enseñanzas y casi siempre necesita obtenerlas por sí misma cuando está preparada. A todos nos ha pasado, que te sale una pareja que para tus padres es un error. Ellos lo ven claro, te lo dicen por H y por B, por arriba y por abajo, a las buenas y a las malas, pero tú, erre que erre, quieres seguir con él, para comprobar finalmente que, en verdad, aquello no tenía futuro. Pero tenías que verlo tú, porque de otro modo, te estarías traicionando y eso es mucho más imperdonable, lo de pasarte la vida preguntándote ¿y si hubiera funcionado? Además, acabarías reprochando a tus padres su insistente consejo porque quizá con la siguiente pareja te fue igual o peor. Cada cual es dueño de sus decisiones y así debe ser. Pero también de sus problemas, sus desafíos vitales y sus creencias. Que mi amiga va directa a estrellarse contra un muro, que yo lo veo y ella no, que acelera, que le digo que frene, que gire, que salte del auto, que no me hace caso… Y yo me angustio, me lleno de ansiedad, de pena, de agobio. Y mi amiga se la pega, se rompe los dientes, se abre la cabeza y se come el hormigón de la pared. Pero no se mata, oye, y cuando se recupera, es otra. Ahora es una experta en muros de hormigón, trabaja para una gran constructora y se toma la vida con mucha más calma. Entonces ¿quién era yo para quitarle de en medio ese muro que iba a convertirse en su mayor maestro para ese momento? ¿Y si su alma necesitaba justo ese aprendizaje que no habría obtenido de otro modo? Está bien avisarla de que el muro tiene pinta de estar duro, pero es suficiente. Pues bueno, cuando entendí eso, me sentí como terminando una triatlón inhumana o soltando una losa que cargaba por décadas sobre el lomo. Que no, que no me toca a mí salvar a nadie, que eso es bien soberbio y además, no sirve, porque sólo aplazo una lección que el otro tendrá que superar más adelante.

 

Pero el remate de este aprendizaje mío llegó el día que escuché aquella hipótesis que, si bien, no tiene nada de científica, a mi mente y a mi intuición le encajaron como si fuera el teorema de Pitágoras. Sugiere que nuestro campo electromagnético estaría cargado de información con potencial para ordenar otros campos con los que se cruza. Ahora bien, la utilidad y riqueza de nuestra información depende de nuestro nivel de coherencia interna. Si somos muy coherentes, nuestro campo estará repleto de respuestas de las que beberán los campos de las personas con las que me encuentre, en función de las preguntas inconscientes que tengan y necesiten resolver. Entonces, si yo, la ignorante, me cruzo con un gurú rebosante de sabiduría silenciosa, aunque hablemos del clima, de fútbol o de lo que comen las hormigas en invierno, nuestros campos tendrán una conversación bien distinta. Y resulta que cuando regreso a mi casa, mientras me ducho, me pongo meditabunda y… de repente grito “¡eurekaaaa!” Justo en ese instante se te ocurre una empresa rentable que encaja 100% con tus talentos. O encuentras explicación a una duda eterna que te atormentaba. O tu espalda se sana de aquel dolor que te martirizaba por semanas. Por supuesto, jamás lo vas a relacionar con aquel encuentro, sin embargo, algo nuevo sucedió. Es decir, que cuando uno hace un trabajo consciente de crecimiento personal a fin de hacer coincidir lo que piensa, lo que siente, lo que dice y lo que hace, todo su campo se ordena y emite una energía que ordena el campo de los demás. Por eso hay tantos santos en la historia que con sólo “tocarlos”, daban sanación. Para mí no es magia ni milagro. Presiento, en cambio, que hay una ciencia tras esto que algún día comprenderemos. Pero mientras tanto, a mí me hace sentido. Y lo que es mejor: me libera de la necesidad de convencer a nadie de nada. Cada cual a su ritmo y todos a hacer nuestra pega interior, para que, al final, podamos hablar de cualquier banalidad entretenida, respetando los procesos de cada uno, mientras nuestros campos se ocupan de “conversar” lo importante sin mediar palabra.

 

 

Reacciones a: rutadivergente@gmail.com o al formulario de CONTACTO. Los comentarios recibidos (no necesariamente benevolentes) serán publicados debajo de la correspondiente columna.

COMENTARIOS

LORENA CONTRERAS. Fecha: 21/06/20

Aplaudo sinceramente y con entusiasmo tu conversión. Es como lo que decía Anthony de Mello; cada vez más "viajar ligeros de equipaje" y yo agregaría con una actitud de mayor humildad. Pero además, es entender que toda persona es merecedora del mayor respeto de su dignidad personal, con sus propios desacierto y aciertos, y que lo que se pudiera ver como error o fracaso, no es más que LA gran oportunidad de aprender y de crecer, de volver a hacer las cosas de una manera distinta, y siendo así, entonces todos tenemos el derecho de caernos y volvernos a levantar las veces que sea necesario.

Siento y creo que darse cuenta de que cada cual es artífice de su propia trayectoria, a su ritmo y tiempos, es tan crucial para la buena calidad de las relaciones interpersonales y porqué no decirlo también, para la intrapersonal, porque en la medida que me reconozco, respeto y valoro tendré una mayor capacidad para hacerlo con los demás con una mayor capacidad de compasión, entendimiento y comprensión libres de juicios y cuestionamientos. ¡Es tan sano y enriquecedor moverse así por la vida! ¡Cada cual es un diamante valioso, único e irrepetible!...es tarea de cada cual, pulirlo para hacerlo brillar a su máximo esplendor! ¡Que así sea!

Si te gustó este espacio, aporta lo que puedas para mantener vivo el pensamiento divergente.

CHILE = Cuenta RUT en Banco Estado: 24292444-4 / Mireya Machí / rutadivergente@gmail.com

ESPAÑA = IBAN: ES3667130002580009300692 / 20822615W / rutadivergente@gmail.com

No es posible ver el contenido de Powr.io debido a tu configuración de cookies actual. Haz clic en la Política de cookies (funcional y marketing) para aceptar la Política de cookies de Powr.io y poder ver el contenido. Puedes encontrar más información al respecto en la Política de privacidad de Powr.io.

Gracias a las siguientes entidades por su apoyo

¿Quieres convertirte en auspiciador/a y publicitar tu empresa en este sitio?

CONTACTA

Pon tu empresa aquí

Pon tu empresa aquí

El circuito que lo cambia todo

en las terapias con cuarzo


Cuidadores confiables de casas vacías

EDUCACIÓN - SANACIÓN - CONCIENCIA

Tu historia hecha libro


Si gustas, comparte este sitio en tus redes