Una expedición breve y esclarecedora
por los derroteros intransitados de la actualidad
(Este relato es una ficción. Cualquier parecido con la realidad es solo una sospechosa coincidencia):
Por lo que dicen, desde su adolescencia, era alguien que pasaba desapercibido, sin destacarse por malo, así que parecía bueno, un chico dentro de la norma, sin que haya trascendido ninguna gesta especialmente solidaria o justiciera. Según el periodista Rafael Palacios, hay conocidos de su juventud que lo definen como un tipo gris, neutro, mediocre, sin carisma ni liderazgo. Quizá, y esto lo recelo yo, nunca hizo nada que despertase un reconocimiento genuino a sus padres, a su familia o a su entorno, más allá de ser guapo en un ambiente de posturismo intelectual donde la belleza física era una competencia poco valorada, pudiendo ser, incluso, objeto de envidias y bullying. Eso me hace verlo tremendamente inseguro en su fuero interno. Vivir en tierra de nadie lo tendría herido en su orgullo y el anodino Pedro quería ser alguien.
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